Juan Antonio Vigar, director del festival de Málaga, explica las líneas maestras del evento a tres días de su 22ª edición: “El posicionamiento del festival es nítido, claro y contundente para buscar el posicionamiento del trabajo de las mujeres”

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14 Mar 2019
Néstor Cenizo
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Faltan apenas 72 horas para que comience el festival de Málaga y su director Juan Antonio Vigar (Málaga, 1958) dice que está tranquilo. “Suelo decir a mi equipo que, a estas alturas, lo que no esté hecho ya no se va a poder hacer”. Llevan meses de trabajo callado y ahora toca que, si las cosas se han hecho bien, las piezas encajen formando la imagen prevista.

A la puerta del Cervantes, donde Vigar recibe a FilmAnd, más de 50 chavales esperan a ser recibidos por la organización. Harán labores de relaciones públicas. En unos días, el festival pasa de una decena de empleados a unos doscientos.

Es como un gran organismo que poco a poco se despereza con la llegada de la primavera, pero Vigar, que se define como un “hombre tranquilo” (en el sentido fordiano del término), no se pone nervioso porque cree que en el invierno se hicieron los deberes. “Si hay alguna cuestión de última hora no debe trascender y debo resolverla desde la máxima serenidad para que todo el mundo se sienta en esa filosofía: todo bien, todo fluye y las cosas van fenomenal”, dice.

Pero los flecos de última hora existen, claro.

Existir existen. Nosotros hemos trabajado con una planificación muy seria y bien medida, pero la vida es como es. Vengo de las ciencias, y los números son muy buenos amigos, y recuerdo una de las primeras clases de formulación química. Nos decía el profesor: “Mire, a + b = c (más menos las perturbaciones). Pero deben saber que las perturbaciones son de tal calibre que a + b nunca es igual a c”. Hay circunstancias, pequeños flecos, problemas de última hora con algún soporte, invitado o espacio, pero nada que no sea solucionable.

Usted ha visto cientos de películas en el último año. ¿Le da para hacerse una idea general del estado del cine en español?

Visionar tantísimo material audiovisual, desde el punto de vista de contenidos lo que demuestra es que si el festival quiere ser útil tiene que ser representativo de una amplia diversidad de cuestiones y equilibrar temas. Nos hemos encontrado películas de producción grande con otras muy alternativas. Películas de directores con una trayectoria larga y reconocida junto otros que con su primera película nos han llamado muchísimo la atención. También diversos géneros. Por decir algo diferencial del año pasado, nos hemos encontrado con abundancia de comedia. Parece como si todo el mundo estuviera un poco más optimista, más feliz, respecto a la posibilidad de reírnos de nosotros mismos. Pero también hemos tenido películas profundamente observacionales, dramas, películas que se mueven con gran soltura en la recreación del cómic histórico…

Para nosotros es muy importante que el festival tenga el mayor número de acentos posibles. Somos una comunidad de 23 países, de 580 millones de hispanohablantes, pero es una certeza que cada uno de esos países tiene su narrativa, su mirada y su acento. No es lo mismo un cine ya muy desarrollado industrialmente, como el argentino o el mexicano, que ese emergente cine peruano, que tiene una componente étnica muy fuerte y unas narrativas muy observacionales.

Viendo tantas películas por cuestiones profesionales, ¿le quedan a uno ganas de seguir viendo cine?

Quedan ganas y muchas. Suelo decir a mis amigos que estoy en la organización de un festival de cine no porque me guste organizar festivales, sino porque me gusta el cine. El año pasado estuve durante todo el fin de semana visionando, en un día cuatro o cinco películas. ¿Qué puedo hacer para desconectar? Irme al cine… Y me vine al Albéniz.

Usted destacó en la presentación del festival el alto porcentaje de películas dirigidas por mujeres, un 32,5% de las películas seleccionadas. ¿Hay un esfuerzo deliberado por aumentar la presencia femenina en el festival de Málaga?

Está en el ADN del festival. Esta va a ser la edición número 12 en la que seguimos desarrollando la sección “Afirmando los derechos de las mujeres”. El festival ha sido pionero en dos cosas: dar visibilidad al trabajo de las mujeres y poner encima de la mesa la problemática de la mujer. Esto es algo que en estos últimos días he tenido que recordar, porque parecía no existir en el análisis apresurado de algunas personas. Las cifras son representativas.

Hemos tenido 2.400 audiovisuales, de los cuales 663 han estado hecho por mujeres. No hablo de producidos o con guion de mujeres, porque entonces las cifras se elevan mucho. Eso significa un 27,5% del total de las películas que nos han llegado. Eso es poco, pero es un proceso en el que todos tenemos que trabajar como sector, para que las mujeres tengan más capacidad, posibilidad y recursos para hacer cine. Si nos vamos a las películas seleccionadas, de las 210 seleccionadas 68 están dirigidas por mujeres, un 32,5%. Cinco puntos porcentuales más de películas seleccionadas respecto a las presentadas. El posicionamiento del festival es nítido, claro y contundente para buscar el posicionamiento del trabajo de las mujeres.

Hace unos meses el ciclo La Edad de Oro programó un ciclo con ausencia total de mujeres. ¿Qué pasó?

Es una polémica que me gustaría matizar. Es cierto que circunstancialmente que en esa serie de proyecciones no había ciclo dedicado a la mujer, pero es que dos meses antes habíamos dedicado ciclos a Rita Hayworth y a Ida Lupino, lo cual no pareció importar demasiado en esa valoración creo que un poco apresurada de las cosas. Lo cual no quita que asumamos que en el futuro debemos ser más coherentes con nuestro planteamiento, y a lo mejor incluir en la Edad de Oro incluir ciclos protagonizados por mujeres, directoras, actrices o productoras.

¿Hubo un despiste?

No lo calificaría de despiste. Simplemente que a la hora de programar un ciclo como la Edad de Oro tenemos algunos condicionantes. Lo programamos de común acuerdo con una distribuidora, Classic Films, que dispone de un determinado material y debemos exhibir esas películas en 35mm o en formato digitalizado, intentando que sea en 35mm. Dependemos de lo que ese año se ha podido recuperar o está en circulación. A la hora de ofrecernos el material es posible que no encontráramos suficientes elementos para construir un ciclo, y desde luego no vamos a someter la programación de ese ciclo a proyecciones en otros formatos mucho más caseros, inestables e injustos para el público que paga por verlas.

Hace unos años el festival de Málaga hizo el cambio relevante de pasar de cine español a cine en español. ¿Hacia dónde le gustaría que evolucionase?

Creo que los pasos que se emprendieron son suficientemente importantes para consolidarlos. Yo digo a mi equipo que los proyectos se tienen que reformular cada cierto tiempo, pero en la 20ª edición abrimos dos caminos enormemente importantes que hay que asentar. Hemos pasado a ser un festival de cine en español, consecuencia de nuestro deseo de seguir siendo útiles al cine para el que se creó este festival. Lo lógico era que evolucionáramos para dar un abrazo al cine iberoamericano, con el que ahora mismo el cine español tiene unos lazos en materia de producción y desarrollo industrial enormemente importante.

El otro paso también es esencial, y es crear una potente área de industria. Un festival que se queda como mero exhibidor no tiene futuro, y queríamos ganar en el concepto de utilidad favoreciendo la promoción y venta internacional del cine español e iberoamericano. Se creó el MAFIZ, seis proyectos nucleados por los Spanish screenings y Málaga de cine, y que abarcan diferentes aspectos vinculados a la promoción y venta. Son dos líneas estratégicas muy importantes que nos están transformando porque el esfuerzo organizativo y logístico es mucho más complejo, y creo que durante un tiempo más debemos trabajar en estos dos caminos. Quizá a la vuelta de un par de años aplicaré de nuevo esa máxima de que hay que reformularse, y me guardo por ahora en qué dirección.

¿Qué aporta el festival a Málaga? ¿Y Málaga al festival?

Yo suelo presumir de pocas cosas, pero sí de un hecho diferencial: es muy singular la conexión entre este festival y la ciudad en un sentido bidireccional. El festival ha dado a la ciudad una dimensión pública y mediática enorme. Nuestro último estudio de medios habla de 43,5 millones de euros. Ha puesto a Málaga en el foco del cine iberoamericano e internacional. En el área de industria hemos tenido el año pasado 580 invitados de 51 países, y más de 2.000 acreditados. Y un desarrollo socioeconómico importante. En 2014 hicimos un estudio que demostraba que por cada euro que el ayuntamiento invertía en el festival, el festival devolvía a la ciudad 21,4. Una rentabilidad del 2.140 %. Eso en 2014, cuando nuestro estudio estaba en 21 millones, ahora está en 43,5.

¿El eje es la ciudad de Málaga?

La ciudad le da al festival le da su razón de ser. Un festival que no está enraizado en su territorio es un festival que carece de futuro. Málaga le ha dado al festival el impulso necesario. Hace 20 años nadie creía en un star system del cine español, que podía haber una alfombra roja aplaudida, con un público cercano, cómplice, caluroso. Algunos años después se demostró que sí era posible, y eso lo hizo Málaga por el festival y el cine español. Y da otra cosa muy importante, la presencia del público en las salas de cine, disfrutando del cine español y en español, algo que afortunadamente no se queda en los diez días del evento, y hace que el cine Albéniz pueda programar todas las películas de la sección oficial.

Después del escándalo con Wismichu en Sitges, ¿programar Vosotros sois mi película es un riesgo o una provocación?

Partimos de la base de que todo lo que se ve en el festival tiene una calidad demostrada. Por otra parte, se valoran otra serie de cuestiones. Creo que esta película es una película esperada porque es un retrato, un documental muy bien desarrollado. Es muy interesante ver cómo está retándose a sí mismo y a su público, para al final conformar un discurso sobre la sociedad actual. Animo a todo el mundo a que venga a ver el documental, y adelanto que no va a ser otro bucle [sonríe], sino un documental bien armado, con su inicio, desarrollo y conclusión. Nos ha parecido muy interesante como audiovisual (por la calidad que tiene), como experiencia social y por todas las lecturas que se extraen.

La pregunta de todos los años es: ¿Por qué no estrena Pedro Almodóvar en Málaga? Esta edición parecía propicia: Antonio Banderas, Dolor y Gloria se estrena el 22 de marzo…

Almodóvar no estrena habitualmente en otro festival que no sea Cannes, es así de sencillo. Cada productor tiene su canal de estreno bastante estudiado y preestablecido. En el caso de Almodóvar, hasta ahora su secuencia responde a un patrón similar: un estreno comercial y posteriormente estreno en Cannes, que no considera adecuada la presencia en festivales previos. Eso ya desde el principio nos hizo pensar que no sería posible que la película se estrenara aquí, aunque en algún momento siempre se le han hecho ofrecimientos. También hablamos con Pedro para que viniera. Independientemente de que tuviera película o no, es un director al que queremos reconocer por su carrera prestigiosa. Aunque hemos hablado con ellos desde hace tiempo, las circunstancias y obligaciones por el estreno de la película no lo han hecho posible, pero confío en que en algún momento esto sea una realidad.

Vista las programaciones con retrospectiva, da la sensación de que el festival está sirviendo de lanzadera a nuevos realizadores. ¿Qué sensación tiene?

Estoy de acuerdo. Málaga es una plataforma ideal para poner en valor el joven talento del cine español y en español. Pero hay quien piensa que porque en Málaga se han lanzado nuevos realizadores es un festival en el que todos son operas primas, y no es verdad. Si este año analizamos la sección oficial a concurso, solo el 36% son de nuevos realizadores. Buscamos un equilibrio y tenemos la suerte de que de aquellas óperas primas encontramos lo mejor de lo que hay.

Varias de ellas son producciones andaluzas. ¿Cómo ve el estado del cine andaluz?

Un cine sólido, diverso, rico en su oferta y que también se mueve en un equilibrio razonable de las cosas. Este año tenemos película de Santi Amodeo, de Paco Baños… Películas que definen un cine andaluz con buenos mimbres. Es algo maravilloso que Andalucía esté produciendo o coproduciendo películas de este nivel, denota que se están haciendo bien las cosas.

¿Ha habido un despegue a nivel comercial?

Puedo estar de acuerdo en que hemos encontrado mejores caminos para hacer visible el cine hecho en Andalucía. Probablemente porque las historias están muy bien armadas, hay directores con mucho talento, un elenco artístico inacabable con lo mejor de lo mejor, y todo eso a lo mejor ha coincidido con buenas políticas de difusión, promoción y venta. No basta con hacer cosas e intentar hacerlas bien, sino que la gente las tiene que conocer para disfrutarlas. Probablemente lo que haya sucedido es eso: hemos sido capaces de llegar de manera más directa al público. Es tan importante como tener capacidad y talento. Todos hemos aprendido a abrirnos al mercado. Eso es muy importante: somos arte e industria al mismo tiempo.


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