Fernando Franco

Fernando Franco, nominado a los Goya por mejor montaje con ‘Viaje al cuarto de una madre’ (Celia Rico): “me sorprende gratamente que los académicos hayan valorado el montaje de una cinta en la que el ritmo es pausado, sin mucha más acción que la emocional”

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31 Ene 2019
Ignacio Gutiérrez Torrejón
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Ganador de un premio Goya a la dirección novel por La herida en el 2014, Fernando Franco acumula esta edición su cuarta nominación por el montaje de la película Viaje al cuarto de una madre de Celia Rico Clavellino, con cuatro nominaciones. En esta entrevista, Franco nos habla sobre su aproximación al montaje de esta película de apariencia sencilla, de ritmo pausado y acción emocional y nos anuncia que ya está trabajando en un nuevo proyecto como director tras su última película, Morir (2018).

Viaje al cuarto de una madre: José Alba, Celia Rico, Fernando Franco. Foto: Gerardo Morillo

 

¿Qué significa para ti la nominación a los Goya por el montaje de Viaje al cuarto de una madre?

Me hace una ilusión especial porque es una película que me encanta, que me parece extremadamente delicada en toda su concepción. Además, de algún modo, me sorprende gratamente que los académicos hayan valorado el montaje de una cinta en la que el ritmo es pausado, sin mucha más acción que la emocional, la de la tensión que puede generarse a partir de silencios o pequeños gestos.

Para mí ha sido un trabajo muy puro en el sentido de que nos hemos centrado casi por entero en el material más esencial que sostiene una ficción: en este caso, la estructura narrativa y las dos magníficas interpretaciones de las dos protagonistas, Lola Dueñas y Anna Castillo, ambas felizmente nominadas ambas.

Se dice que el montaje es la escritura final de una película. ¿Cómo enfocaste este trabajo?

Montar un largometraje es desenterrar una de las muchas películas posibles que se esconde bajo el material filmado. En este caso fue un proceso de depuración, de destilación, de eliminar poco a poco todo aquello que interfiriese con esa esencia que buscábamos en la relación entre los dos personajes.

 

¿Cómo fue la relación con la directora Celia Rico Clavellino? ¿Tenía claro su objetivo o ha habido dialéctica y creación compartida? En otras palabras, ¿cuál ha sido tu aporte al resultado final del filme?

Creo que todas las cosas que planteas son compatibles: Celia tenía claro su objetivo, hubo dialéctica y también creación compartida. Yo concibo la sala de montaje como un punto de encuentro abierto al diálogo y a las propuestas. Y eso es lo que sucedió justamente en este caso. Ni que decir tiene que trabajando así es como más se disfruta.

Se trata de una historia que se cuenta de un modo sencillo, dejando paso a la sutilidad de los personajes y de sus acciones, ¿el montaje surgió así, orgánico, o esa sensación requiere un esfuerzo de depuración en la sala de montaje?

Sí que hubo esa depuración pero es algo que ya respiraba el propio material: posiciones de cámara que se repiten, espacio acotado, un cierto minimalismo, etcétera… En el ADN del proyecto ya estaba esa tendencia a destilarse gota a gota y nosotros obrábamos en consonancia, cuestionando mucho cada elemento, cada detalle, para ir discriminando lo que debía formar (o no) parte de la película definitiva.

 

¿Qué crees que aporta esta película al panorama del cine español?

El debut de una directora con un talento enorme. Creo que aporta una serenidad necesaria, una mirada delicada, limpia y justa a la hora de retratar personajes muy reales y cercanos.

Premios Asecan del Cine Andaluz 2019. Foto: Gerardo Morillo Vargas

¿Crees que puede significar un referente del cine andaluz a largo plazo?

No soy muy fan de acotar el cine en base a esos criterios así que me basta pensar que me gustaría que fuese un referente para un cierto tipo de cine que me interesa mucho.

 

Fuiste Premio Goya a la mejor dirección novel por La herida y también estuviste nominado por el montaje de Blancanieves y de Que dios nos perdone, junto a Alberto del Campo. Como montador tienes más de veinte trabajos. ¿Con qué oficio te sientes más identificado y más cómodo?

Me encantan ambas facetas aunque indudablemente los trabajos que dirijo los siento más personales, ya que parten de proyectos y guiones propios.

 

¿Cómo definirías el oficio de dirección y el de montaje? ¿Qué tienen en común?

Los dos forman parte de la escritura de la película pero hay muchas diferencias entre ambos. La sala de montaje es un remanso de paz frente al campo de batalla permanente que es el rodaje.

¿Qué puedes contarnos de tus proyectos actuales? ¿En qué estás trabajando?

Ando con un nuevo proyecto de largometraje que esperamos poder rodar no dentro de demasiado tiempo.

 

¿Como ves el presente y el futuro del cine hecho en Andalucía?

Creo que hay muchísimo talento en Andalucía, que se hacen películas estupendas y espero y deseo que así siga siendo. En este sentido, creo que todo el apoyo que pueda recibir será bienvenido.

Fernando Franco. Foto: Gerardo Morillo


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