El ciclo ‘Cine y valores’ traslada al Iberoamericano uno de los grandes debates del cine contemporáneo: la brecha de género. Con la moderación de Amalia Bulnes, directora de FILMAND, se incluirán proyecciones y coloquios con las creadoras de cuatro filmes: ‘Comando VdG’, ‘Tamara y la catarina’, ‘Madres de luna’ y ‘Marta no viene a cenar’.

13 Nov 2017
Ignacio Gutiérrez
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Solo el 26 por ciento de mujeres ocupan puestos de dirección o guion en la industria cinematográfica española. Lo refleja el último informe de CIMA y lo vienen denunciando también continuamente desde AAMMA, la otra gran asociación que agrupa a las mujeres del audiovisual en la Comunidad Andaluza. Un dato que, junto a la escasa presencia de nombres femeninos en la programación cinematográfica, justifica el ciclo Cine y Valores en la Universidad de Huelva (UHU) enmarcado en las actividades del Festival de Cine Iberoamericano de Huelva (FCIH). Desde el lunes 14 al miércoles 16 directoras y otras profesionales del audiovisual andaluz presentarán su obra y debatirán sobre el papel de la mujer en la industria del cine.

Comando VdG de Mercedes M. del Río y Ana Rosa Diego, Tamara y la Catarina de Lucía Carreras, Madres de Luna de Alicia Albares y Marta no viene a cenar de Macarena Astorga serán los largos y cortos que se presentarán durante el ciclo a partir de las 11 horas en el Salón de Actos de la Facultad de Ciencias Experimentales (calle Doctor Cantero Cuadrado). Tras la proyección de los filmes se propiciará un coloquio con las autoras moderado por la directora de Filmand.es, Amalia Bulnes, y que contará además con la participación de otras cineastas andaluzas como la actriz Mercedes Hoyos o la productora Sara Santaella.

“Se programan pocas películas de mujeres, los motivos no lo sé”, comenta la directora malagueña Macarena Astorga. “Somos muchas haciendo y produciendo cine”, matiza irónicamente. La experiencia con su anterior corto, Tránsito, se lo confirma: “Era una historia de género de terror y misterio, me costó mucho trabajo llegar”. A las dificultades propias de la industria del cine, Astorga añade la situación sistémica de la mujer, que debe afrontar “una doble lucha”, en palabras literales: “intentar llegar y ser mujer”. Una idea que reafirma la directora Ana Rosa Diego: “Tenemos más dificultades personales por ser mujer”, afirma.

Fotograma de ‘Madres de Luna’ de Alicia Albares

Dificultades para ejercer el oficio del cine

La producción de largometrajes dirigidos por mujeres tienen un presupuesto tres veces menor que las dirigidas por hombres. Lo explica Macarena Astorga para ilustrar el tipo de dificultades a las que se enfrentan las mujeres que quieren hacer cine. Por su parte, Ana Rosa Diego, se pregunta qué es necesario demostrar más. “Tengo 50 años y la sensación de que estoy empezando”, reflexiona la directora y presidenta de AAMMA. “Puedo ser conocida, tengo un largo de ficción (Siempre  hay tiempo, 2009), pero no te ofrecen proyectos y si lo hacen son miserables”, denuncia. “Me sale más a cuenta ser script que directora”. Para la cineasta mejicana Lucía Carreras, la falta de presencia femenina en los festivales no es un hecho “abierto de discriminación de género,” pero señala que “algo pasa con los programadores y curadores (comisarios) que no logran conectar con el cine hecho por mujeres tanto como conectan o prefieren el cine hecho por hombres”.

Fotograma de ‘Marta no viene a cenar’, de Macarena Astorga

 

Aumentar la presencia femenina en festivales

Todas las directoras que participan en el ciclo coinciden en la necesidad de aumentar siempre el número de películas dirigidas por mujeres en la programación de festivales. Aunque no “por obligación” o “porque toca”, sino “porque hay muchos y muy buenos trabajos dirigidos por mujeres”, reclama la directora Alicia Albares. Además, señala que es importante no colocar estos trabajos en “nichos” o “secciones especiales” ya que “muchas veces, los festivales, con la intención de ayudar, hacen ciclos paralelos de cine hecho por mujeres y así sienten que han cumplido su parte”. Para Carreras, hay que abrir el análisis para entender por qué las mujeres no están siendo seleccionadas y a partir de ello, definir criterios inclusivos. “No creo que una película se deba elegir por ser de un hombre o de una mujer, se debe elegir por su propuesta narrativa, creativa, temática”, matiza.

Por su parte, Ana Rosa Diego es más contundente: “No se pueden aumentar el número de películas dirigidas por mujeres en festivales porque no hay obras”, apunta.  Se refiere a que estas dificultades impiden el acceso a la posibilidad de rodar cine. “Nosotras mismas abandonamos”, lamenta. “Una mujer que quiera hacer cine debe tener mucho tesón y mucha pasión”. Ana Rosa habla sobre el bagaje y el currículo oculto de la mujer: “no nos valoramos”, lamenta. La estructura social se refleja y se retroalimenta a través del cine: “se trasmite la imagen de una mujer buena, sumisa, secretaria, ayudante de…”, crítica la directora.

 

Fotograma de ‘Tamara y la Catarina’ de Lucía Carreras

Estereotipos extendidos por el cine

El cine educa. Para Astorga, actualmente se refleja solo la mirada de una parte de la realidad, se da una visión sesgada de todo. “Necesitamos dos”, reclama, “las mujeres somos la mitad de la población, se trata de sumar y enriquecer”, valora la directora. Frente a la idea del imaginario mayoritariamente masculino de la industria del cine, Albares se reafirma: “Hacen falta personajes fuertes y reales, no solo acompañantes y refuerzos de los personajes masculinos, hacen falta historias que hablen de mujeres, en las que las mujeres sean el centro”. Una labor de enriquecimiento creativo que no compete solo a la mujeres cineastas.

“Los personajes femeninos son un terreno inexplorado tanto para cineastas hombres como para mujeres, un terreno apasionante y que ahora mismo sigue encorsetado en clichés sexistas y visiones simplificadas”, señala la directora Alicia Albares.

Para la directora mejicana, Lucía Carreras, el arte y el cine es un elemento “de identidad histórica y cultural, y termina por ser un acervo de la humanidad, de las formas de ver el mundo en cierto momento, y ese mundo lo vemos e interpretamos hombre y mujeres”.  Una idea que enlaza la función educativa del cine y la trasmisión de valores y configuraciones sociales, con la importancia del ciclo del FCIH Cine y Valores. Astorga valora la oportunidad de reflexionar sobre el papel de la mujer en cine con un público formado por estudiantes y profesionales de cine. Por su parte, Carreras, espera encontrar un “espacio de reflexión”.

En FILMAND nos preocupa esta escandalosa brecha de género que afecta al sector audiovisual a todas las escalas (autonómica, nacional e internacional). Hemos hablado sobre este ella en muchos textos, como por ejemplo en esta clarificadora entrevista que hicimos a tres protagonistas del cine andaluz. Y no nos cansaremos de seguir denunciando esta situación y reflexionando sobre este asunto.


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