Repasamos algunos de los acercamientos más dignos, interesantes e incluso divertidos al síndrome de Down en el cine de las últimas décadas.

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21 Mar 2019
Juan Antonio Bermúdez
the nest

Uno de los grandes tabúes de la historia del cine ha sido (y casi podríamos decir que sigue siendo) integrar en un registro naturalista la discapacidad cognitiva o intelectual.

Los personajes con este tipo de discapacidad se han asimilado en muchos casos a los que padecen enfermedades mentales y se les ha presentado casi siempre desde tres enfoques muy planos: la lástima, la burla y, quizá la peor de todas, la condición de amenaza social.

En el caso concreto del síndrome de Down, más allá de los reportajes clínicos, hay que saltar prácticamente un siglo desde el alumbramiento de los Lumière, para que podamos encontrar películas protagonizadas por actores Down e incluso documentales que se centren en este trastorno genético (descrito por John Langdon Down en 1866) y en el contexto vital de los que nacen con él.

Algunas veces se cita a Charly (Ralph Nelson, 1967) como la primera película de la historia del cine protagonizada por un personaje con síndrome de Down, pero ni esto se especifica en la propia película, ni el actor Cliff Robertson era Down, aunque sus rasgos y su interpretación pudieran evocar a un personaje con este diagnóstico.

Así, aunque es una película interesante, hemos decidido prescindir de ella en esta lista en la que intentamos recoger otras diez muestras de cine que reflejan con bastante dignidad en sus argumentos el síndrome de Down y algunas de sus circunstancias.

Danny and Nicky (Douglas Jackson, Canadá, 1969)

Muestra en paralelo las vidas de dos chicos con síndrome de Down que siguen dos modelos de integración diferente: mientras que Nicky está interno en una gran institución, Danny vive en su casa, forma parte de una familia numerosa y asiste a diario a una escuela de su barrio, especial para niños con discapacidad.

Con una clara voluntad pedagógica, de raíz casi institucional podría decirse, esta película intenta aclarar muchos conceptos erróneos sobre las discapacidades intelectuales y ha tenido una gran trascendencia en otros acercamientos al síndrome de Down desde una perspectiva educativa y de integración social. Se puede ver (en inglés) en este enlace.

 

Educating Peter (Gerardine Wurzburg, Estados Unidos, 1992)


Damos un salto de un cuarto de siglo para recordar esta obra, ganadora del Oscar al Mejor Cortometraje Documental, en la que la cámara sigue la vida cotidiana de Peter Gwazdauskas, un niño con síndrome de Down que responde muy bien cuando se atienden sus necesidades educativas especiales y termina convirtiéndose en un modelo positivo de escolarización.

La directora Gerardine Wurzburg rodaría años más tarde lo que puede considerarse una secuela, Graduating Peter (2001), documental de metraje largo en el que el mismo protagonista culminará sus estudios hasta graduarse en la High School (equivalente a nuestro bachillerato).

 

El octavo día (Jaco van Dormael, Bélgica, 1996) 

Con espíritu de road-movie y a medio camino entre la comedia y el drama, el argumento de El octavo día presenta el encuentro entre un ejecutivo entrado en la cuarentena y un veinteañero con síndrome de Down que ha decidido huir de la institución en la que estaba interno. La amistad entre los dos mostrará los artificiosos perfiles de conceptos como “la normalidad”, “el orden” o “la razón”.

Daniel Auteil y Pascal Duquenne, protagonistas casi omnipresentes del filme, conseguirían ex aequo el Premio al Mejor Actor en Cannes, circunstancia que en el caso de Duquenne, actor con síndrome de Down, supuso un hito en la interpretación europea.

 

León y Olvido (Xavier Bermúdez, España, 2004)


El título da nombre a los dos hermanos mellizos y huérfanos que protagonizan esta película, más compleja en sus planteamientos de lo que pudiera parecer. León tiene síndrome de Down y una gran complicidad con su hermana, de la que a priori es muy dependiente. Olvido ha tenido que dejar sus estudios y ponerse a trabajar.

La manera en la que Xavier Bermúdez muestra la relación entre los dos hermanos y entre ellos y otros personajes que están en sus vidas, pone en juego con sutileza afectos y defectos, tensiones y sentimientos de gran intensidad, muy reconocibles por otro lado en otras familias muy diferentes.

John and Michael (Shira Avni, Canadá, 2004)

Incluimos otro corto en esta lista porque los once minutos de John and Michel están impregnados de valentía y talento.  Cuenta con gran sencillez la historia de dos hombres con síndrome de Down que mantienen una estable relación homosexual. La cineasta iraní Shira Avni consigue transmitir emoción y ternura sin un mínimo resto de sensiblería. Y lo hace además con una técnica de animación bellísima: arcilla retroiluminada sobre plexiglás.

Gran parte de la fuerza del corto reside además en la narración de la versión original, en la voz de Brian Davis, una persona con discapacidad intelectual. Está disponible online en la web del National Film Board of Canada.

 

Yo, también (Antonio Naharro y Álvaro Pastor, España, 2009)

Rodada en gran parte en Sevilla, protagonizada por el malagueño Pablo Pineda y con coproducción andaluza (de Promico Imagen), se trata de otro gran referente del tratamiento del síndrome de Down en la gran pantalla, ya que plantea también sin concesiones a la ñoñería algunas de las facetas esquivadas habitualmente, como la competencia profesional o la sexualidad.

Además de la frescura con la que se retratan desde una ficción muy bien hilvanada estas circunstancias, la gran baza de Yo, también es sin duda su pareja protagonista: Lola Dueñas y, especialmente, Pablo Pineda, primer europeo con síndrome de Down que terminó una carrera universitaria (Magisterio).

 

Anita (Marcos Carnevale, Argentina, 2009)

Como ocurre en otros aspectos del cine, también en la representación del síndrome de Down entra en juego como variable la desigualdad de género. Las películas por varones Down (ya sean niños o adultos) son muchas más que las protagonizadas por mujeres con este trastorno genético.

Por eso nos parece tan importante una película como esta en la que Alejandra Manzo encarna a la protagonista que le da título: Anita tiene 35 años y vive con su madre en el barrio bonaerense en el que en 1994 estalló un coche bomba contra la AMIA (Asociación Mutual Israelita Argentina), uno de los mayores atentados terroristas de la historia de América del Sur. La brutalidad irrumpe en la vida sencilla de Anita y su madre, lanzándola a una odisea por las calles de su ciudad.

 

La historia de Jan (Bernardo Moll Otto, España, 2016)

En este documental tiene tanta importancia la vida de su protagonista, Jan, como la de sus padres, una joven pareja que tuvo que plantearse de golpe muchas cuestiones morales, emocionales y sociales en el momento en el que conoció la noticia de que su hijo tenía síndrome de Down.

Es un proyecto muy personal de Bernardo Moll Otto, que comenzó a escribir un diario y a grabar a su hijo desde muy pequeño, en un ejercicio de autocomprensión que le sirvió para poder compartir y superar sus miedos. Y, si tuviéramos que destacar un rasgo que marca el tono de la película, nos quedaríamos con el humor, imprescindible complemento del amor paterno-filial que los fotogramas transpiran.

 

Los niños (Maite Alberdi, Chile, 2016)

En un tono que a ratos se hace duro pero que resulta igualmente necesario, la realizadora chilena Maite Alberdi plantea otra paradoja que condiciona en muchos casos la vida de las personas con síndrome de Down: su percepción social como eternos niños.

Se rodó en un centro que acoge a personas con síndrome de Down que llevan toda su vida allí como residentes y que deben afrontar, cuando faltan sus padres y cuando son incluso mayores que sus profesores, la dificultad de ser percibidos como niños, dando el paso que les permita, dentro de las pobilidades de cada uno, una cierta autonomía.

La película tiene un agradecido espíritu optimista, pero no deja de ser una llamada de atención a la responsabilidad común que las sociedades tienen en esa dimensión muchas veces invisibilizada y ninguneada de los cuidados.

 

Que nadie duerma (Mateo Cabeza, España, 2017)

Y cerramos con otra fascinante película andaluza que desde FilmAnd hemos tenido la suerte de seguir desde su estreno hace un par de años en el Festival de Cine Europeo de Sevilla. Que nadie duerma sigue el proceso de creación de la compañía sevillana Danza Mobile, que integra a numerosas personas con discapacidad intelectual, muchas de ellas con síndrome de Down.

Y lo hace con un respeto exquisito tanto por el retrato de personajes como por la elaboración del discurso en sí mismo, en el que la cámara de Mateo Cabeza supo ganarse la suficiente confianza como para acompañar, más que representar. El mundo sorprendente que retrata el filme puede contribuir a cambiar muchos prejuicios sobre la discapacidad en general y sobre la discapacidad en relación con las artes en particular. Puede verse en Filmin.


7 comentarios sobre “Diez películas ‘top’ con protagonistas Down

  1. Leonor Manso, actriz argentina, no encarna el papel de Anita. Sí es protagonista en la película pero no actúa como la joven con Síndrome de Down

    • Es cierto, el papel de Anita está interpretado por Alejandra Manzo. Ya lo hemos corregido. ¡Muchas gracias por el aviso!

  2. Guardián Alex son dos mellizos niño y niña separados al nacer porque la niña nace con su extra de amor fue la primera película que vi al nacer mi pequeña y un buen libro mi hija tiene síndrome de down de Isabel Troncoso mama de una hija con discapacidad mental y otra con síndrome de down.

  3. NOSOTROS TENEMOS UNA HIJA DOWN DE 20 AÑOS Y VIMOS “EL OCTAVO DIA” CUANDO ELLA TENIA 1 O 2 AÑOS LA HEMOS QUERIDO VER NUEVAMENTE AHORA CON MI HIJA PERO NO LA HE PODIDO DESCARGAR….SI ALGUIEN ME LA PUDIERA MANDAR SE LO AGRADECERIASMOS MUCHO. GRACIAS. (SI TIENEN ALGUNAS MÁS PUES SERIA GRANDIOSO).

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