La actriz sevillana coprotagoniza una de las series de la temporada, dirigida por Leticia Dolera y premiada en Cannes Series. Se estrena en Movistar + este viernes

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19 Oct 2019
Marta Jiménez
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Los padres de esta actriz medio sevillana medio gaditana decidieron ponerle Aixa “para romper la tradición familiar de Pepes y Pepas”. La consecuencia fue que su familia no supo pronunciar un nombre árabe de cancionero y acabaron llamándola Iza o escribiendo detrás de las fotos de su infancia “la niña de la Conchi”.

Aixa Villagrán (Sevilla, 1978) lleva dos décadas sobre las tablas y frente a las cámaras. Residente en Madrid desde los 20 años, su personaje de Esther en la serie Vida perfecta (Leticia Dolera, Movistar +) que se estrena el viernes 18 de octubre, una mujer que explora la idea del éxito y la frustración que produce no alcanzarlo, la dejará fijada en nuestra memoria: Por la alegría y el jolgorio de este personaje que ocultan un ser vulnerable con temor a la tristeza.

En Cannes Series se llevó dos de los grandes premios de la última edición  y en San Sebastián enamoró a crítica y público

En Cannes Series Vida perfecta se llevó dos de los grandes premios de la última edición (Mejor Serie y Mejor Reparto) y en San Sebastián enamoró a crítica y público que abarrotó el Velódromo para zamparse sus ocho capítulos de media hora de duración.

Atrás queda la polémica con la actriz Aina Clotet, que aseguró haber sido apartada de la serie por su embarazo. Se dieron en su momento las explicaciones pertinentes (dificultades técnicas y de adaptación al papel, etc) y cada cual juzgó.

Para la actriz andaluza, hermana de la protagonista en la serie, emoción y nervios se mezclan estos días al no estar acostumbrada “a ver tu careto del tamaño de los bebés de Antonio López de la estación de Atocha en una marquesina o pasando en un autobús”.

Filmand charló con ella en el hotel María Cristina de San Sebastián durante la última edición del festival.

P. Háblame de tu genealogía andaluza.

R. Mis padres son de Trebujena y Julián y yo, porque soy hermana de Julián Villagrán, nacimos en Sevilla. Yo estudié en Sevilla, pero para hacer interpretación me vine a Madrid con veinte años y luego me fui a México con una beca. Terminé los estudios en México y cuando volví empecé a trabajar. Sobre todo en el teatro, alguna cosita en cine, como Carlos contra el mundo de Chiqui Carabante.

P. ¿Te sientes muy de Cádiz?

R. Sí, soy medio de Cádiz medio de Sevilla, aunque nací en Sevilla. He pasado grandes temporadas en Trebujena con mis dos titas Asunción y Conchita, que eran dos personajes lorquianos maravillosos. Esa cosa de humor de Cádiz me viene de ahí. Este surrealismo.

P. Pero mucha gente en Andalucía no te conoce y si lo hace, no te ubica aquí.

R. He trabajado mucho en Madrid. Salvo la serie Allí abajo, no he hecho nada en Andalucía. Me fui muy joven de allí y, de hecho, cuando hay un casting andaluz no me suelen llamar porque no se me relaciona con Andalucía y encima tengo pinta de guiri. Para producciones andaluzas se coge a gente muy Romero de Torres. Y eso que en Cádiz hay muchísima gente rubia de ojos azules.

P. No es casualidad que hermano y hermana seáis actores ¿quién tiró de ese carro?

R. En mi colegio había una asignatura obligatoria, que era dramatización. Y era muy fuerte porque a partir de los once años nos ponían un maillot y recitábamos el Romancero viejo y el Romancero gitano, los entremeses de Cervantes. Yo hice Yerma con dieciséis años con aparatos en los dientes… Mi colegio era un colegio muy de izquierdas, muy progre.

P. ¿Qué colegio era?

R. El Colegio Aljarafe, en Sevilla. El caso es que mis padres son artistas frustrados. Mi padre era maestro del colegio. A mí no me dio clase, menos mal, pero a mi hermano sí, y siempre ha tocado la guitarra y se nos ha desarrollado mucho de la sensibilidad artística. De pequeños había muchísima música en casa y siempre se nos ha cultivado la parte artística. Yo creo que nos viene de ahí, porque no es casualidad que los dos nos dediquemos a esto.

En casa siempre ha habido mucho ambiente, nos llevaban al teatro, nos llevaban a conciertos en Sevilla, con doce años me llevaron a ver a Phil Manzanera y B.B. King, a Jerry Lee Lewis. Nos han educado mucho en eso.

P. Y tu primera película fue Carlos contra el mundo, de Chiqui Carabante.

R. Sí y más tarde vino Kiki, Allí abajo, María (y los demás), de Nely Reguera. Es una película muy bonita que me encanta. Hacía de amiga de la protagonista, Bárbara Lennie. También he estado en Qué fue de Jorge Sanz, Amador (Fernando León) de Aranoa o Mataharis  (Icíar Bollaín). Son apariciones más pequeñas y por eso, a veces, no se me recuerda tanto. Aunque la escena de Kiki es como para no recordarla, haciéndome la cera en primer plano. Hace poco, he estado en una serie diaria en Televisión Española que se llama Derecho a soñar.

P. ¿Cómo llegas a Vida perfecta?

R. Llego a través de Arantza Vélez, directora de casting maravillosa, que apuesta mucho por actores y actrices que no son tan conocidos. Me propuso, hice un casting, a Leti le gustó mucho, hice un par de castings más y me cogieron.

Con cuarenta años se plantea una crisis existencial. Yo tenía 39 años, leí el proyecto y fui a muerte

Cuando leí la separata, conecté mucho con el personaje y con el proyecto. A los cuarenta hay una presión social de que tenemos que tener cubiertas unas expectativas. Es una edad muy crucial. Te preguntas lo que quieres, si te has equivocado, si eres madre o no. Es decir, se plantea una crisis existencial. Yo tenía 39 años, leí el proyecto y me dije: “Lo tengo que hacer”. Fui a muerte.

P. ¿Cómo te preparaste el personaje de la hermana de la protagonista?

R. Mi personaje es una persona que está a punto de cumplir cuarenta años y que de pronto se plantea qué pasa cuando no somos madres, no tenemos una estabilidad económica ni una casa en propiedad.

Aunque es una perdedora, el personaje era superlibre, se lo pasaba teta y era una cachonda. Pero al final atraviesa una crisis porque la señalan por tener una vida adolescente: no lo estás haciendo bien y no estás ganando dinero. Ella es artista , pero no trabaja como tal. Tiene que recurrir al Museo de Cera para tener un trabajo. Me parecía superbonito y superinteresante cómo plantea y cómo cuestiona quién decide qué es lo que está bien y lo que está mal y cuál es la vida perfecta.

Me pasó algo raro con esta serie: conecté mucho con lo que contaba y tenía que hacerla

Por ejemplo, el personaje de Cristina tiene todo eso, pero no es feliz. Tiene un marido, tiene una una casa increíble, es abogada, tiene estabilidad económica, pero no es feliz. Me preparé el personaje en casa, compuse una canción  y me pasó algo raro: conecté mucho con lo que la serie contaba. Así que tenía que hacerla.

P. ¿Qué ha sido lo más complicado?

R. No me ha resultado muy difícil. Nada, la verdad. No es una cosa de peloteo ni de dorar la píldora, porque nos hemos hecho amigas, pero hay algo de Leti que hace que te sientas supercómoda desde el principio. Quedamos para ensayar desde el principio, nos dio muchísima libertad para construir el personaje, improvisamos. Luego en el equipo daba un buen rollo increíble… Era como trabajar en casa.

Hay algo de Leti (Dolera) que hace que te sientas supercómoda desde el principio

Cuando llegué al rodaje había algo como que no tenía pudor a la hora de desnudarme, de trabajar las escenas de sexo, conectar más con el drama…. Y aparte, se nota mucho que Leti es actriz, porque tiene una sensibilidad a la hora de dirigir, porque ya no te pide sólo cosas, sino que te ayuda a llegar a esos estados de ánimo, ¿sabes?

Te decía: “¿Quieres que te pongan una canción?”. Me lo he currado un montón porque yo soy de método y me encanta indagar en la profundidad de mi persona para sacarlo y ponerlo en el personaje, pero no te puedo decir una escena muy difícil, más allá de que un día hiciese frío. Ha sido rodar en casa todo el rato. Un regalo porque potencia tu creatividad.

P. Y eso que tu personaje tiene escenas muy potentes.

R. Se hablaba mucho previamente de cómo iba a ser la escena, de lo que le pasaba al personaje. Y además soy bastante exigente con el trabajo y necesito tener respuestas. Y le preguntaba mucho a Leti. Y aparte me alucinada porque siendo protagonista, showrunner, directora… estaba a todo. Si tenías un tema y lo querías hablar, ahí estaba.

Y las escenas más potentes las habíamos trabajado antes mucho y las habíamos ensayado. Yo lo hacía en casa. Me parece interesante cómo la serie habla de la sexualidad de la mujer y la serie tiene una mirada bajo el prisma de la mirada de una mujer. Para variar, se habla de la sexualidad con la mujer como sujeto de deseo también.Y se habla también de la maternidad, pero desde otro lugar.

P. Y con escenas escatológicas y donde las mujeres no son ni están siempre perfectas.

R. Es políticamente incorrecta. Se han roto los tabúes. Como que de pronto Leti coja la historia de tres mujeres y la ponga encima de la mesa sin un mensaje moralista, sin decirte lo que está bien y lo que está mal. Y con mucha espontaneidad. No hay miedo a la decadencia, al patetismo, a la irreverencia. La vida es así, no es estar en un corsé. Por eso, a la gente le está llegando la serie.

P. Las canciones son una parte esencial de los capítulos de esta serie. Ayudan a crear su universo.

R. Esta serie es un regalo, no solo porque es bonita, habla de cosas que me interesan y me llegan, sino por el hecho de haber recorrido ese camino y haber podido formar parte de este proyecto lleno de comedia, de drama y de irreverencia. Realmente ha sido una cosa muy especial.

Me acuerdo que cuando rodamos Marc Gómez del Moral, que es el director de foto, decía que ocurrían momentos mágicos durante el rodaje, que parecíamos amigas de toda la vida. Pasaban cosas que no habían ocurrido antes en los ensayos.

P. Tras el éxito en Cannes y San Sebastián, ¿cómo crees que afectará la polémica que rodeó a la serie al principio con la marcha de Aina Clotet?

R. A la serie no le van a afectar nada la polémica, ni los palos en las ruedas, ni la problemática que ha tenido todo el tema del linchamiento. O sea, yo creo que la serie habla por sí sola y al público le está gustando. Yo creo que la gente está rompiendo prejuicios.

P. ¿No te da la sensación que el público lo va a entender cuando conozca el personaje que iba a encarnar Aina y que finalmente acabó haciendo Celia Freijeiro?

R. Cuando la gente vea la serie, habrá quien entienda la razón que llevó a Leti a tomar esa decisión. Se ha juzgado mucho a Leti.

P. ¿Y a partir de ahora qué? ¿Marcará un antes y un después este personaje en tu carrera?

R. No lo sé. Nadie sabe lo que va a pasar. Mi sueño siempre, desde pequeña, ha sido evidentemente trabajar con Pedro Almodóvar. Me encantaría hacer un personaje superdramático, rollo trágico, trágico.

P. ¿Temes solo hacer comedia?

R. No temo encasillarme, pero nunca he hecho un personaje muy trágico y muy dramático y creo que se me daría bien. Y luego tengo me encantaría trabajar con los hermanos Coen, que me flipan.


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