Adelfa Calvo: “Es muy gracioso ser actriz revelación con 55 años”

Cuando Adelfa Calvo (Málaga,1962) se asomó desde la pantalla del Kursaal donostiarra en la última edición del festival de San Sebastián como la portera de la película El Autor (Manuel Martín Cuenca, 2017), a todo el mundo le vino la misma pregunta a la cabeza: ¿Pero de dónde ha salido esta mujer felliniana? Con trece kilos más que los que lució en la Concha el pasado septiembre, cuentan que cuando el director almeriense la vio en el casting para la película exclamó: “esta gorda pa mí”.

El autor es la última y original película de Martín Cuenca, una de los sorpresas del cine español de este año estrenada el viernes 17 de noviembre. Javier Gutiérrez protagoniza este drama con cáscara de comedia esperpéntica que engarza varias joyas, una de ellas Adelfa Calvo. Una actriz de siempre que ha estado encerrada en la concha del teatro y los pequeños papeles de cine y televisión y que despliega en este filme todo el arte que guarda su genealogía. Y es que Adelfa es nieta de la Niña de la Puebla y de Luquitas de Marchena.

Su poderosa portera viene a reivindicar un modelo de mujer poco explotado en el cine de hoy, pero en el que muchas espectadoras se verán reflejadas y que huele a Goya a la legua.

 

Marta Jiménez (MJ): ¿Cómo te sienta ser la revelación de El Autor?

Adelfa Calvo (AC): No deja de ser gracioso que con 55 años sea una actriz revelación. Yo llevo haciendo teatro toda mi vida, y cine y televisión desde hace solo seis años. Hice teatro con Brea Teatro de Málaga, una compañía en la que estuve veinte años. He trabajado mucho con Joaquín Núñez, hemos sido compañeros, y llevo desde los 18 años siendo actriz. Por eso me resulta muy gracioso ser revelación. Y estoy encantada.

MJ: ¿Has trabajado mucho en cine y televisión?

AC: He hecho de todo además de teatro, desde locutora publicitaria a coach en la serie Arrayán. Victoria Mora, que era la directora de casting de la serie de Canal Sur, le dijo, Adelfa, Iñárritu está buscando un personaje que creo que eres tú, de mujer grande, va a hacer una película que se llama Biutiful y la secuencia la tienes con Bardem. Y le digo, pero si yo no tengo ni fotos, si el cine no está en mis planes. Pero dije que sí y me encontré a mis hadas madrinas que son Eva Leira y Yolanda Serrano (directoras de casting). Me vieron y me dijeron: ¿pero tú dónde estabas, madre mía?, ¿puedes venir mañana para que te vea Iñárritu? Fui y me dieron el papel.

MJ: No recuerdo tu papel en Biutiful

AC: Al principio de la película, el de la gitana que sale puteando a Bardem. En el pasillo, yo soy la madre del niño muerto con el que habla Bardem y le digo “a usted no le da vergüenza…”. Nada, salgo dos segundos. Y a partir de ahí me llamaron para El secreto de Puente viejo (Antena 3), donde estuve seis años, y la gente me conoce de la tele, no del cine donde soy una auténtica desconocida aunque esta sea mi décima película, eso sí, con intervenciones muy pequeñas. En La isla mínima hago de abuela de una de las niñas, como dueña de un colmado en una escena. También me llamó Montxo Armendáriz para No tengas miedo, he hecho Grupo 7, La voz dormida, A cambio de nada, algún capítulo de El ministerio del tiempo… Pero cosas tan pequeñas que ahora mismo soy actriz revelación.

 

MJ: ¿Cómo te llega este personaje de la portera?

AC: Me llamaron Eva y Yolanda porque si hay algo para mí, lo tienen claro. Me dijeron, hay un personaje que creemos que es para ti, Adelfa. Llegué y estaba allí Manolo (Martín Cuenca). Yo ya había hecho una prueba para Caníbal, para la madre del protagonista, pero era demasiado joven y el papel lo hizo finalmente María Alfonsa (Rosso), que es gran amiga y compañera de teatro. Más tarde hicimos la prueba para El Autor y fue un flechazo. Al día siguiente me llamaron las directoras de casting y me dijeron que le había encantado al director y que ellas le habían dicho que yo también cantaba.

 

MJ: Y muy bien, además, como demuestras en la película cantando por la Pantoja

AC: Es que yo soy nieta de La Niña de la Puebla y mi abuela está aquí conmigo ahora. Y mi madre, Adelfa Soto, formó pareja con Juanito Valderrama antes de Dolores Abril.

 

MJ: Un nombre, el de Adelfa, nada común

AC: Nada. Mi abuelo se lo puso a mi madre porque había un cantaor sevillano que cantaba una bulería que decía “Adelfa lleva por nombre y su sino es ser fatal, la perdición de los hombres a ti te van a llamar”. A mi abuelo le gustó mucho, le puso ese nombre a mi madre y ella me lo puso a mí. La genética no se ha portado mal conmigo y por eso canto, porque mi abuelo también era cantaor, Luquitas de Marchena. Volviendo a la película, cuando Manolo me escuchó cantar dijo: “Ya tengo a mi portera”.

MJ: Y a partir de ahí, ¿cómo ha sido la aventura de esta película?

AC: Todo ha sido maravilloso. Rodar en Sevilla, viviendo Sevilla, recreando tan bien la portería de mi personaje, cuántas porterías así hemos visto, que parecen un quiosco. Empecé con la peli y ha sido muy fácil porque Manuel te abraza.

 

MJ: Martín Cuenca tiene fama de ser uno de los mejores directores de actores de nuestro cine ¿Lo confirmas?

AC: Con Montxo Armendáriz tuve muy buena experiencia y con Iñárritu también, pero lo de Martín Cuenca es una cosa aparte. Hicimos la lectura del guión con todo el equipo, aunque un personaje solo dijera hola, buenas tardes. Todos estábamos allí. Hicimos un juego, él haciendo de perro y de todo. Cuando terminamos, él se puso a llorar y dijo, gracias porque aquí está la gente que va a hacer mi película. Parecía más un equipo de teatro que de cine, era muy familiar y así fue el rodaje. ¿Tú sabes lo que es antes de que diga cinco y acción que te diga al oído “Dile que es un hijoputa y un cabrón” (a su compañero, Javier Gutiérrez)? Los actores estamos tan bien porque cada día es una sorpresa para nosotros y eso es gracias a la creatividad de Manuel y al juego escénico que extrae.

MJ: Ponme algún ejemplo de juego entre director y actores en una secuencia de la película.

AC: Por ejemplo, en la que le enseño el piso al personaje de Javier Gutiérrez. Manuel se metió entre nuestras piernas sin que se le viera en cámara. Y tú dices, pero cómo puedo hacer bien mi texto con el director corriendo entre mis piernas, y lo hago con unas caras con las que hasta yo misma me sorprendo. Y en otra escena que abro una puerta y está Javier con la picha al aire, tocándose y yo sin esperarlo. Cosas así, situaciones y juegos que te plantea y con los que tú te entregas en cuerpo y alma, y eso es lo que he hecho.

 

MJ: ¿Y qué claves te dio el director para el personaje?

AC: Que yo era divina. Cada vez que yo salía me decía, tú eres bella, poderosa, este es un mierda, eres guapa… Me llevó al personaje completamente al revés, él no quería que me sintiera gorda sino bella, y así fue cómo me sentí. Para mí ha sido un reto. Yo quiero reivindicar mi cuerpo de mujer y eso es muy importante. Tenía 13 kilos más que ahora, y ahora estoy mejor pero no he adelgazado por el cine, lo he hecho por salud, porque  tuve un sustillo.

MJ: Toda una reivindicación de cuerpo y de edad

AC: Quiero reivindicar la valentía de haber hecho eso y que las mujeres de mi edad se sientan identificadas. Que amen, follen y se rían porque se lo merecen y hay tiempo de todo. Y no todo es 90-60-90, nosotras somos 90-60-revienta, las mejores del mundo. En el cine se tiene que ver esto, que vamos de modernos y es mentira. Mujeres de veinte haciendo de mujeres de cuarenta, yo con cincuenta haciendo de una de setenta, ¿eso por qué? Y ellos son altos, bajos, gordos o flacos y tienen trabajo, y si nosotras estamos gordas ya no estamos para nada. Esta película tiene que servir para algo.